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Hay que situarse. En los años 60, se celebraba la fiesta de Pentecostés con una cabalgata en la que participaban muchas sociedades populares y clubes ... de la ciudad. En las semanas previas, cada sociedad elegía a su 'reina', una joven que la representase y presidiera su carroza. Era un proceso que movilizaba a las muchachas donostiarras y sus familias. Además, durante un tiempo se elegía entre esas 'reinas' a la Bella Easo o 'reina' de la ciudad.
Una norma no escrita decía que cada sociedad o club eligiera a su 'reina' entre candidatas que residieran en los alrededores de su sede social, en su barrio. En 1960 surgió la polémica con este extremo. DV recibió una carta firmada por «un grupo de muchachas koxkeras», que en la edición del 20 de mayo resumió así...
«Parece ser que la popular Sociedad Unión Artesana que, como todas las de nuestra ciudad, se afana preparando la carroza que ha de representarla en la magna Cabalgata del día 5 de junio. Ha elegido ya reina de su carroza».
1960 < /style >
«Un grupo de muchachas koxkeras» se quejó de que la 'reina' que había elegido la Unión Artesana para presidir su carroza no era de la Parte Vieja sino nacida en Gros. En la Artesana no les dieron la razón pero sí «humildemente perdón»
«Hasta aquí, la cosa es de lo más normal. Pero lo que ya no es tanto es que la mencionada reina de la carroza de la Unión Artesana no es de la Parte Vieja, como sería lo lógico y como está, además, según parece, preceptuado, sino que la elección ha recaído en una señorita del barrio de Gros».
«En la carta se nos dice que esta decisión de la Comisión organizadora de la Unión Artesana ha herido profundamente el amor propio de las bellas 'koxkeritas'».
En nuestro diario tomaban partido por las muchachas de la Parte Vieja, afirmando que «parece que la razón les asiste» y confiando en que la Unión Artesana «sabrá subsanar su error».
No fue así. Al día siguiente, 21 de mayo de 1960, DV publicó la reacción de la Unión Artesana, que explicaba de esta manera el proceso de selección: «La Sociedad Unión Artesana, en un festival extraordinario celebrado en su domicilio social, eligió tres señoritas para reina y damas de honor. Como una de las elegidas era rubia y las otras dos morenas, se acordó que la primera fuera la reina y las dos morenas sus damas de honor (...)».
«Una vez elegidas, se les pidió sus domicilios. La señorita rubia era donostiarra cien por cien aun cuando hubiera nacido en la calle Trueba, y sus damas de honor tenían sus casas en las calles de San Juan y Fermín Calbetón. La Unión Artesana, para hacer su elección, no pedía a ninguna de las bellezas que asistían al festival su partida de nacimiento» y «tan digna le parecía» una koxkera nacida en otro barrio como una foránea residente en lo Viejo.
No hubo marcha atrás. Eso sí, con cierta condescendencia terminaban su nota: «No entra en la manera de ser de la Unión Artesana disgustar al bello sexo y si estas distinguidas señoritas se han considerado ofendidas, les pedimos humildemente perdón».
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