La calle de la memoria
1965 | El misterio del cuadro robado (y devuelto)
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1965 | El misterio del cuadro robado (y devuelto)El 13 de marzo de 1949, Alfredo R. Antigüedad denunció la falta de seguridad en San Telmo de un modo llamativo, denunciando un «Importante robo ... de cuadros en el Museo de San Telmo».
Aseguraba que se había descubierto la desaparición de dos cuadros del Greco, otros tantos de Zuloaga y un Ribera, además de la espada de Boabdil y colecciones de joyas y monedas. Captada la atención de los lectores, Antigüedad reconocía que todo era una fantasía.
«No ha habido ningún robo en San Telmo. Pero puede haberlo cualquier noche. No hay más que un vigilante para cuidar toda la riqueza allí acumulada».
Tiempo después, en mayo de 1965, sí que hubo realmente un hurto en el museo donostiarra, cuando alguien se llevó un lienzo de Goya menor, en cuanto a su importancia y a su tamaño, de apenas 23 por 35 centímetros, titulado 'Soldado de caballería' o 'Militar con caballo'.
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Un joven bien vestido cuya identidad nunca se conoció hurtó un cuadro de Goya de pequeño tamaño en el museo de San Telmo. Afortunadamente, se arrepintió y al día siguiente lo devolvió bajo secreto de confesión
DV publicó la noticia el 27 de mayo de 1965, uniendo al sobresalto la tranquilidad de la rápida resolución del caso...
«Del Museo de San Telmo robaron un Goya en la mañana del martes. A las 24 horas, el cuadro había sido devuelto bajo secreto de confesión, cuando la Policía se había movilizado y hasta parecía estar en la pista del autor de esta fechoría».
La devolución anónima del Goya a un sacerdote no identificado hacía suponer que quien se hubiese llevado el cuadro (cosa fácil, dado su reducido tamaño), habría recapacitado impulsado por su moralidad.
«Quizá su formación, el saber el significado de la fechoría, llevó al autor de la misma a efectuar su entrega por medio del secreto de confesión. Encontró el autor de esta acción una tranquilidad de conciencia al realizar la devolución del cuadro robado».
También se aludía a la seguridad en el museo, aunque en tono menos crítico...
«A falta de una vigilancia permanente en las salas, imposible de ejercer por el número de salas existentes en nuestro museo, no resulta fácil controlar y seguir los movimientos de cada visitante».
No aparecía en la noticia publicada el 27-V-1965, pero descubrimos algunos datos más sobre el hurto y quien lo hizo en el testimonio que aportaron los tres vigilantes del museo y que recoge el acta de la Comisión Permanente del Patronato de los Museos Municipales, celebrada el 11-VI-1965.
«El lunes día 24 por la tarde uno de los visitantes prestó mucho interés a la sección de pintura (precisamente donde falta el lienzo) y consultó con uno de ellos para venir al día siguiente a copiar alguno, provisto de un caballete. Se le hizo la observación de que tenía que solicitar de la dirección el oportuno permiso para este menester y así dijo que lo haría».
«Los datos personales aproximados del individuo a juicio de los vigilantes son: Altura, 1,60 m. Bien vestido, con corbata. Con una insignia con una paleta de pintor. De unos 22 años. Moreno, con nariz roma. Con una cartera de viajante».
«Entró a las 3'45 de la tarde y se marchó aproximadamente a las 6'45 de la tarde».
O sea, que robó el Goya un joven encorbatado que, tras devolver el cuadro, nunca sería identificado.
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